04. Leer escuchando: "Ready or Not" by Fugees.
Una mañana soleada, San se preparaba para su habitual entrenamiento de ciclismo de ruta. Su bicicleta era su compañera fiel, pero también su mayor exigencia. Mientras pedaleaba por una subida empinada, sintió un crujido extraño en el pedal. Un par de kilómetros después, se dio cuenta de que algo no estaba bien. Decidió desviarse hacia el taller de bicicletas que había visto varias veces en el camino.
El lugar era pequeño pero acogedor, con estantes llenos de herramientas y ruedas colgando del techo. Al entrar, fue recibido por un hombre alto, de piel tostada por el sol, brazos fuertes y una sonrisa fácil. Vestía una camiseta ajustada manchada de grasa y unos pantalones de mezclilla gastados.
—¿Problemas con la bici? —preguntó el mecánico, limpiándose las manos en un trapo.
—Sí, creo que algo anda mal con el pedal. Siento que se afloja cada vez que pedaleo —respondió San, bajándose de la bicicleta.
El mecánico asintió, acercándose para inspeccionarla.
—Déjame echarle un vistazo. Soy July, por cierto.
—San —respondió, ofreciéndole la mano. Este la estrechó con fuerza, y San no pudo evitar notar la calidez de su agarre.
Mientras trabajaba en la bicicleta, San no pudo evitar quedarse observándolo. Había algo en su actitud relajada pero eficiente que lo fascinaba. Las conversaciones comenzaron siendo superficiales: las rutas más populares, el clima ideal para pedalear, los desafíos de ser ciclista en la ciudad. Pero con cada comentario, la química entre ellos crecía.
—Listo, tu bici está como nueva —dijo el hombre después de un rato, levantándose y limpiándose las manos.
—Gracias, ¿Cuánto te debo? —preguntó San, sacando su billetera.
July negó con la cabeza.
—Invítame un café algún día, y estamos a mano.
San no supo qué responder de inmediato. Pero antes de darse cuenta, dijo:
—¿Qué tal ahora?
Ambos rieron, y en cuestión de minutos, estaban sentados en una pequeña cafetería cercana. La conversación fluyó como si se conocieran de toda la vida. El hombre habló de cómo había aprendido el oficio de su padre y de su pasión por el ciclismo de montaña, mientras San le contaba anécdotas de sus rutas de carretera.
Cuando terminaron el café, July se ofreció a acompañarlo de vuelta a su departamento para asegurarse de que la bicicleta estuviera funcionando perfectamente. Una vez allí, la atmósfera entre ellos cambió. Lo que había comenzado como un encuentro casual entre ciclista y mecánico se transformó en algo más intenso, más íntimo.
Esa tarde, San descubrió que la conexión era tan inesperada como magnética. No era algo que hubiese planeado, pero en ese momento, no le importaba.
Al despedirse, July le sonrió con ese aire relajado que tanto le atraía.
—Si vuelves a tener problemas con tu bici… o si simplemente quieres charlar, ya sabes dónde encontrarme.
San cerró la puerta con una sonrisa en los labios, sintiendo que aquel día, entre pedalazos y reparaciones, había encontrado algo que no esperaba.
Jul...ian era el 5to de 7 hijos de una pareja conformada por un mecánico y una ama de casa que vendía pozole los fines de semana. Era el 4 hombre y uno de los sustentos de su casa ya que su papá sufrió un accidente en el taller y quedó paralizado de la cintura para abajo. Aunque el quería realizarse como bailarin pero quien en su sano juicio podría realizarse viniendo desde abajo, con la responsabilidad de mantener a tu familia y con los prejuicios que implica el machismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario