martes, 15 de noviembre de 2022

H…

 02. Leer escuchando: "Beatiful" by Moby


Las palabras, en ocasiones, son más poderosas que cualquier otro acto...

Era domingo por la tarde y los tres estaban reunidos en el café de siempre. San aún estaba procesando su reencuentro con Pipin, mientras Lula hojeaba distraídamente una revista. Mar, como siempre, llegó tarde, pero con su energía característica.

—¡Chicos! Tienen que escuchar esto —dijo Mar dejando su abrigo en el respaldo de la silla y sentándose con un aire triunfal.

—A ver, sorpréndenos —respondió Lula, sin levantar la vista de la revista.

—Conocí a alguien el fin de semana —dijo Mar con una sonrisa de esas que prometían una historia inolvidable.

San levantó una ceja.
—Mmmm ¿Alguien? ¿Quién?

—Un chico increíble —comenzó Mar, mientras jugaba con la cucharita de su café—. Guapísimo, con unos ojos que te desarman. Nos conocimos en una fiesta y todo fluyó. Mucha química, ya saben. Terminamos en mi departamento.

—Hasta ahora, todo bastante típico en tus historias —comentó Lula, alzando una ceja.

Mar se echó a reír.
—Espera, que viene lo bueno. Pasamos un rato increíble juntos, pero cuando todo terminó, me di cuenta de que él no había dicho ni una sola palabra.

San frunció el ceño, confundido.
—¿Cómo que no dijo nada? ¿Ni antes ni después?

—¡Exacto! —dijo Mar, golpeando la mesa con las palmas, emocionado—. Y yo, en mi arrogancia, pensé: “Bueno, quizás es tímido”. Pero entonces intenté hablarle un poco más, y él sacó su teléfono y me escribió: “Soy mudo”.

Lula dejó caer la revista al suelo y se echó a reír tan fuerte que casi derramó su café.
—¡No puede ser! ¿En serio? ¿Y tú no lo notaste antes?

—No tenía ni idea —confesó Mar entre risas—. Todo lo que hicimos en la fiesta fue bailar y mirarnos, y ya sabes, en esas circunstancias, no es que prestes mucha atención al tema de las palabras.

San, que al principio estaba perplejo, terminó riendo también.
—¿Y cómo te sentiste después?

—Honestamente, al principio me sentí un poco tonto por no haberme dado cuenta antes —admitió Mar, encogiéndose de hombros—. Pero luego pensamos en lo surrealista de la situación y terminamos muertos de risa los dos. Me enseñó un par de frases en lengua de señas antes de irse, entre otras cosas.

Lula, aún recuperándose, lo miró divertida.
—Bueno, Mar, si eso no es una señal del universo para que aprendas lengua de señas, no sé qué lo sea.

Mar sonrió, tomando un sorbo de café.
—Ya me descargué una app para aprender. Quién sabe, quizá el destino me lo cruce otra vez.

Los tres se echaron a reír, mientras la conversación seguía con bromas y anécdotas, como siempre ocurría entre ellos.
 
H...oracio había nacido en una familia "feliz" si así lo podemos llamar, sus papás esxtaban muy contectos de tenerlo después de años de intentar tener hijos, cuando era momento de que desarrollara sus capacidades verbales se dieron cuenta de su impedimiento para poder hablar, lo cual trajo sufrimiento innecesario en sus papás pero pese a ello, logró salir adelante.
 
 
La relación entre sus papás se sostenía de un muy delgado hilo que terminó de romperse cuando Horacio se asumió como un hombre gay, porque podían lidiar con sus discapacidad pero jamás con su homosexualidad.

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