07. Leer escuchando: "In My Blood" by Shawn Mendes
Era un miércoles por la tarde cuando San recibió un mensaje inesperado en su teléfono. Era de Pippin. Las palabras simples, pero cargadas de significado, lo dejaron sin aliento:
“Hola, San. Perdón por desaparecer, tuve que salir de la ciudad por trabajo. Pero no he dejado de pensar en ti. Te extraño. ¿Podemos vernos?”
San leyó el mensaje varias veces, tratando de descifrar sus emociones. Había pasado semanas intentando no darle demasiadas vueltas a lo que sintió al reencontrarse con él. Y justo cuando creía haberlo dejado atrás, ahí estaba, reapareciendo como si no hubiera pasado el tiempo.
Decidió responder con calma, aunque su corazón latía rápido.
“Hola. Claro, podemos vernos. ¿Cuándo te parece?”
Pippin respondió casi al instante.
”¿Qué tal este viernes por la noche? Quiero compensarte por mi ausencia.”
El viernes llegó más rápido de lo que San esperaba. Se encontraron en un pequeño restaurante al que San solía recién llego a la ciudad, un lugar que evocaba recuerdos de risas, miradas cómplices y promesas hechas cuando San era más jóvenes e ingenuo.
Pippin estaba ahí, sentado en una mesa junto a la ventana, con esa sonrisa que siempre lograba desarmar a San. Cuando lo vio, no pudo evitar sentirse vulnerable.
—Lamento no haberte avisado antes de irme —comenzó Pippin, cuando San tomó asiento. Su voz sonaba sincera, casi arrepentida—. El trabajo me tomó por sorpresa, pero… no podía dejar de pensar en ti.
San tomó un sorbo de agua antes de responder.
—Fue extraño no saber nada de ti después de nuestro encuentro. Pensé que tal vez habías cambiado de opinión.
Pippin negó rápidamente con la cabeza.
—Para nada. Ese día fue… importante para mí. Me hizo darme cuenta de que todavía hay algo entre nosotros, San. Algo que no quiero ignorar.
San lo miró, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Han pasado 15 años. No somos los mismos de antes. Yo no soy el mismo de antes.
—Lo sé —admitió Pippin, inclinándose un poco hacia él—. Y precisamente por eso quiero conocerte de nuevo.
La cena continuó con una mezcla de nostalgia y nerviosismo. Hablaron de sus vidas, de cómo habían cambiado, de sus miedos y de sus sueños. Pippin parecía decidido a recuperar el tiempo perdido, mientras que San no podía evitar sentirse dividido entre la ilusión y la cautela.
Cuando llegó el momento de despedirse, Pippin lo miró fijamente y dijo:
—No sé qué venga después, pero quiero intentarlo, San. Si tú también quieres.
San, con el corazón latiendo a mil por hora, simplemente respondió:
—Déjame pensarlo.
Pippin asintió, respetando su respuesta.
—Claro. Solo quería que lo supieras.
Esa noche, San volvió a casa con la mente llena de preguntas. Entre el reencuentro con Pippin, su conexión inesperada con July, y las nuevas posibilidades con Deede, su vida amorosa se había convertido en un rompecabezas que no sabía cómo resolver. Pero algo en su interior le decía que, tarde o temprano, encontraría la respuesta.