jueves, 5 de enero de 2023

P…

 07. Leer escuchando: "In My Blood" by Shawn Mendes

Era un miércoles por la tarde cuando San recibió un mensaje inesperado en su teléfono. Era de Pippin. Las palabras simples, pero cargadas de significado, lo dejaron sin aliento:

“Hola, San. Perdón por desaparecer, tuve que salir de la ciudad por trabajo. Pero no he dejado de pensar en ti. Te extraño. ¿Podemos vernos?”

San leyó el mensaje varias veces, tratando de descifrar sus emociones. Había pasado semanas intentando no darle demasiadas vueltas a lo que sintió al reencontrarse con él. Y justo cuando creía haberlo dejado atrás, ahí estaba, reapareciendo como si no hubiera pasado el tiempo.

Decidió responder con calma, aunque su corazón latía rápido.
“Hola. Claro, podemos vernos. ¿Cuándo te parece?”

Pippin respondió casi al instante.
”¿Qué tal este viernes por la noche? Quiero compensarte por mi ausencia.”

El viernes llegó más rápido de lo que San esperaba. Se encontraron en un pequeño restaurante al que San solía recién llego a la ciudad, un lugar que evocaba recuerdos de risas, miradas cómplices y promesas hechas cuando San era más jóvenes e ingenuo.

Pippin estaba ahí, sentado en una mesa junto a la ventana, con esa sonrisa que siempre lograba desarmar a San. Cuando lo vio, no pudo evitar sentirse vulnerable.

—Lamento no haberte avisado antes de irme —comenzó Pippin, cuando San tomó asiento. Su voz sonaba sincera, casi arrepentida—. El trabajo me tomó por sorpresa, pero… no podía dejar de pensar en ti.

San tomó un sorbo de agua antes de responder.
—Fue extraño no saber nada de ti después de nuestro encuentro. Pensé que tal vez habías cambiado de opinión.

Pippin negó rápidamente con la cabeza.
—Para nada. Ese día fue… importante para mí. Me hizo darme cuenta de que todavía hay algo entre nosotros, San. Algo que no quiero ignorar.

San lo miró, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Han pasado 15 años. No somos los mismos de antes. Yo no soy el mismo de antes.

—Lo sé —admitió Pippin, inclinándose un poco hacia él—. Y precisamente por eso quiero conocerte de nuevo.

La cena continuó con una mezcla de nostalgia y nerviosismo. Hablaron de sus vidas, de cómo habían cambiado, de sus miedos y de sus sueños. Pippin parecía decidido a recuperar el tiempo perdido, mientras que San no podía evitar sentirse dividido entre la ilusión y la cautela.

Cuando llegó el momento de despedirse, Pippin lo miró fijamente y dijo:
—No sé qué venga después, pero quiero intentarlo, San. Si tú también quieres.

San, con el corazón latiendo a mil por hora, simplemente respondió:
—Déjame pensarlo.

Pippin asintió, respetando su respuesta.
—Claro. Solo quería que lo supieras.

Esa noche, San volvió a casa con la mente llena de preguntas. Entre el reencuentro con Pippin, su conexión inesperada con July, y las nuevas posibilidades con Deede, su vida amorosa se había convertido en un rompecabezas que no sabía cómo resolver. Pero algo en su interior le decía que, tarde o temprano, encontraría la respuesta.

miércoles, 4 de enero de 2023

D…

 06. Leer escuchando: "Ride" by Lana del Rey


El viernes por la noche, San llegó al departamento de Pablo y Sergio, una pareja de amigos suyos que siempre organizaban las mejores cenas. Habían insistido en que fuera, y aunque al principio dudó, terminó aceptando para despejar la mente tras una semana caótica. Lo que no sabía era que la velada traería una sorpresa que no esperaba.

Cuando llegó, Pablo lo recibió con una gran sonrisa y una copa de vino en la mano.
—¡San, qué bueno que viniste! Pasa, todos ya están aquí.

San entró, y al instante notó algo peculiar: la sala estaba llena de parejas. Todos hombres, charlando animadamente, sentados de a dos en los sofás y las sillas alrededor de la mesa. Por un momento, sintió que había interrumpido algo privado.

Sergio apareció a su lado y le dio un abrazo.
—No te preocupes, eres nuestro invitado especial.

San, que aún trataba de entender la dinámica, se acercó a servirse algo de vino mientras observaba al grupo. Había seis hombres en total, además de Pablo y Sergio, todos acompañados de sus respectivas parejas. La conversación giraba en torno a viajes, relaciones y trabajo, y aunque San intentaba integrarse, no podía evitar sentirse un poco fuera de lugar.

—¿Así que eres el único soltero de la mesa? —dijo uno de los invitados, un hombre llamado Alejandro, con una sonrisa amigable.

San se encogió de hombros, intentando tomarlo con humor.
—Parece que sí. No me dijeron que era una cena de parejas, pero aquí estoy.

Alejandro rió.
—Bueno, entonces tienes toda nuestra atención. Cuéntanos, ¿cómo es la vida siendo el chico libre de la noche?

San sonrió, acostumbrado a ese tipo de comentarios.
—Menos complicada, supongo. Aunque no siempre por elección.

Entre risas y anécdotas, la conversación continuó, y San empezó a relajarse. Pero lo que realmente llamó su atención fue el único hombre que estaba solo al otro lado de la mesa. Era alto, de cabello oscuro y rizado, y parecía igual de desubicado que él.

Durante la cena, intercambiaron miradas y sonrisas discretas. Finalmente, en el momento del postre, Pablo, como buen anfitrión, no pudo evitar intervenir.
—Ah, casi lo olvido. San, te presento a Deede. Es amigo mío del trabajo y, al igual que tú, vino solo esta noche.

San sintió que todas las miradas se posaban sobre ellos mientras Deede sonreía y levantaba su copa.
—Supongo que somos los “solteros de honor” esta noche.

San rió, sintiendo cómo la incomodidad desaparecía poco a poco.
—Bueno, al menos somos dos.

Después de la cena, mientras las parejas seguían conversando en pequeños grupos, Deede se acercó a San con dos copas de vino.
—¿Te parece si compartimos el rincón de los no emparejados?

San aceptó con una sonrisa, y pronto estaban charlando como si se conocieran de toda la vida. Él era arquitecto, le encantaba viajar, y tenía un sentido del humor que hacía que todo fluyera naturalmente.

Cuando la noche llegó a su fin, Sergio no perdió la oportunidad de lanzar un comentario sarcástico.
—Creo que los solteros de honor ya no están tan solos.

"La pareja de la noche" rio, intercambiaron números, y aunque ninguno sabía si aquello sería el inicio de algo más, ambos estaban agradecidos por aquella cena inesperada.

lunes, 2 de enero de 2023

S…

 05. Leer escuchando: "Such a Common Bird" by Ane Brun feat. Wendy McNeill

Una tarde de domingo, como era costumbre, los tres amigos se reunieron en el pequeño balcón del departamento de Lula. Había cervezas sobre la mesa y una playlist tranquila de fondo. San y Mar estaban enfrascados en una discusión sobre cuál era la mejor película queer de los últimos años cuando Lula, de repente, interrumpió con una sonrisa misteriosa.

—Tengo algo que contarles —anunció, cruzando las piernas y tomando un largo sorbo de su cerveza.

—A ver, sorpréndenos, Lula —dijo Mar, apoyando el mentón en la mano, divertido.

—¿Recuerdan que les mencioné la cantina lésbica donde estuve hace unas semanas? —preguntó Lula, mirando a ambos.

San asintió de inmediato.
—Sí, dijiste que era “un espacio sagrado” y que ibas a volver cada semana.

Lula rió.
—Bueno, resulta que conocí a alguien.

Mar se incorporó de golpe, como si acabaran de contarle un secreto de estado.
—¡¿Qué?! ¡¿Lula, nuestra experta en aventuras fugaces, tiene algo que contar sobre alguien?!

Lula alzó una mano para calmar la exageración de Mar.
—Tranquilo, no estoy diciendo que me casé, pero escuchen. Conocí a una chica. Cabello ondulado, sonrisa bonita, y la voz más sensual que he escuchado en mi vida.

—¿Y cómo pasó todo? —preguntó San, intrigado.

—Pues, me acerqué porque estaba sola en la barra, bebiendo un tequila, y parecía fuera de lugar, como si no estuviera segura de estar ahí. Charlamos un rato, y la química fue instantánea. Nos reímos, bailamos, y… bueno, una cosa llevó a la otra —dijo Lula, con una sonrisa que delataba más de lo que decía.

—¿Fue una noche loca? —preguntó Mar, con los ojos brillando de curiosidad.

—Eso pensé al principio. Una noche, nada más. Pero a la mañana siguiente, mientras tomábamos café en mi sala, me di cuenta de que ella era… diferente. No sé cómo explicarlo, pero no quería que se fuera tan rápido.

San la miró sorprendido.
—¿Y qué pasó?

—Pasó que, antes de irse, me dejó una nota escrita en una servilleta. Decía: “Esto no debería haber sido solo una noche”.

Mar soltó un grito de asombro y casi derrama su cerveza.
—¡Lula! ¿Qué hiciste después?

—Le escribí, obviamente —respondió Lula, como si fuera lo más obvio del mundo.

San y Mar intercambiaron miradas incrédulas.
—Espera, espera —interrumpió San—. ¿Estás diciendo que alguien logró romper tu regla de “una y ya”?

Lula se encogió de hombros, un poco incómoda pero con una sonrisa genuina.
—Siento que es diferente. No sé a dónde va esto, pero por ahora, no quiero arruinarlo pensando demasiado.

Mar le dio un golpe suave en el brazo.
—Mirá a nuestra Lula. Si esto no es desarrollo de personaje, no sé qué lo sea.

Los tres rieron, pero en el fondo, Lula sabía que sus amigos estaban tan sorprendidos como ella. Sel. había llegado sin avisar, y aunque no lo diría en voz alta todavía, Lula sentía que esta vez podría ser algo más que una simple aventura.
 
S...el...