sábado, 5 de julio de 2025

P...

12. Leer escuchando: "Hong Kong Garden" by Siouxsie & The Banshees.


San estaba sentado en la mesa del café de siempre, tamborileando los dedos contra su taza mientras esperaba a sus amigos. Había mandado un mensaje de emergencia total en el grupo, y aunque Mar respondió con un “¿otra vez dramatizando?”, ambas prometieron llegar lo antes posible.

Mar apareció primero, con su chaqueta de mezclilla y su expresión de escepticismo. Se sentó frente a San y le quitó la cucharita con la que estaba golpeando el borde de la taza.

—A ver, ¿qué pasó ahora? —preguntó, cruzándose de brazos.

Antes de que San pudiera responder, Lula llegó con su energía vibrante de siempre, dejando su bolso sobre la mesa y mirándolos con curiosidad.

—Ok, ¿qué crisis tenemos hoy? ¿Es un “qué somos” o un “quiero pero me da miedo querer”?

San bufó y rodó los ojos.

—No es ninguna de esas… bueno, un poco.

Mar y Lula se miraron con complicidad antes de enfocarse en San, que tomó aire antes de soltar la bomba.


—Pipin me dijo que sus papás vienen a la ciudad y quieren cenar con nosotros.

Silencio.


Luego, Mar resopló.

—¿Y?

—¡¿Cómo que “y”?! —San se revolvió en su silla—. ¡Es enorme! Significa que es serio. Que es real. Que tengo que… volver a ver a sus papás.

Lula puso una mano en su pecho, fingiendo dramatismo.

—¡No! ¡Encontrarte con los papás de tu novio no oficial! ¡Qué tragedia!

—¡Exacto! —exclamó San, sin captar la burla—. ¿Y si nada ha cambiado? ¿Y si quieren hablar de mi mamá? ¿De mi familia?

Mar apoyó los codos en la mesa y lo miró con paciencia.

—A ver, número uno: Pipin no te presentaría si no quisiera. Número dos: tú eres encantador cuando te lo propones. Número tres: si nada ha cambiado, es su problema. Y número cuatro: 

—Pero…

—Nada de “peros”, San —interrumpió Lula—. Vas, sonríes, eres tú mismo, y listo. Además, si sobreviviste a la vez que casi te arrestan en la playa, esto es pan comido.


San se cubrió la cara con las manos.

—Dios mío, ¿puedo cancelar?

—No —respondieron las dos al unísono.

Y así, entre risas y burlas, San empezó a sentirse un poco menos aterrorizado y un poco más listo para enfrentarse a la cena que marcaría un antes y un después en su relación con Pipín.

No hay comentarios: