11. Leer escuchando: "Hey, That's no way to say goodbye" by Leonard Cohen.
San sabía que no era justo seguir evadiendo la situación. Aunque le costaba enfrentarse a esas conversaciones difíciles, no podía ignorar lo que sentía por Pippin ni las implicaciones de lo que estaba construyendo con él.
Esa tarde, mientras la luz del atardecer bañaba el departamento, San decidió hacer esa llamada que tanto evitaba. Se sentó en el sofá, respiró hondo y marcó su número. Al segundo timbre, July contestó con su característico tono despreocupado.
—Hola, San. Qué sorpresa escucharte. ¿Cómo estás?
—Hola. Estoy bien, pero necesito hablar contigo de algo importante —respondió San, intentando que su voz sonara firme, aunque su corazón latía con fuerza.
Hubo un silencio breve al otro lado de la línea antes de que Julián respondiera.
—Te escucho, San. ¿Qué pasa?
San tragó saliva, preparándose para lo que venía.
—Mira, estos días he estado saliendo con alguien… y las cosas entre nosotros han avanzado más de lo que esperaba. Creo que es momento de ser honesto contigo y conmigo mismo sobre lo que quiero.
July guardó silencio por un momento, y cuando habló, su voz sonaba tranquila, pero con un matiz de tristeza.
—Gracias por decírmelo. Aprecio tu sinceridad, aunque, sinceramente, duele un poco escuchar esto.
San asintió, aunque sabía que él no podía verla.
—Sé que no es fácil, pero creo que es lo correcto. No quiero que ninguno de los dos siga con algo que no es completamente claro.
Julián suspiró al otro lado de la línea.
—Entiendo. Espero que encuentres lo que buscas. Y si Pippin es eso, te deseo lo mejor.
La llamada terminó en términos amables, aunque ambos sabían que marcaba un punto de no retorno. San se sintió aliviado, pero también un poco melancólico. Había cerrado una puerta importante en su vida para abrir otra. Ahora, solo esperaba que valiera la pena.